Es bien sabido que las primeras experiencias del lenguaje se construyen de manera espontanea y natural en la cotidianidad de la vida familiar y, en consecuencia, el niño interioriza, como forma especifica de conocimiento, los sistemas operativos y funcionales de una lengua particular, su lengua materna.
A través de la oralidad el niño organiza la realidad de su vida cotidiana alrededor del yo, el aquí de su cuerpo y el ahora de su presente. al hacer suyos los indicadores lingüísticos que corresponden a estos contextos, funda su subjetividad, es decir, se sitúa como persona en las coordenadas del espacio y el tiempo. sin embargo, el mundo intersubjetivo que comparte con otros. la practica de la oralidad se enriquece con la presencia de los participantes en la situación que tiene como característica la reciprocidad.
la experiencia de la oralidad que antecede a los procesos de escolarización es altamente significativa para el niño, por que posibilita la expresión de su pensamiento y la construcción de saberes, hace fecundos los intercambios sociales y ayuda a la construcción de la persona. ademas, es capacidad que se ejerce espontáneamente sin requerir una enseñanza explicita.
por el contrario, el inicio de la vida escolar impone al niño nuevos retos en la comunicación y podemos decir que gran parte de lo que generalmente se conoce como fracaso escolar esta ligado a la no conquista y dominio de las nuevas formas del lenguaje.
A TRAVÉS DEL LENGUAJE EL NIÑO CREA UNA SITUACIÓN IMAGINARIA Y SE SITÚA EN ELLA, CONSTRUYENDO UN ESPACIO TRANSACCIONAL PROPICIO PARA LOS APRENDIZAJES ESCOLARES.
JULIETH RODRIGUEZ